¿Quién es Dios?

Quién es Dios — ¿Quién dice ser?
¿Quién es Dios? Ha sido descrito de todas las formas, desde una fuerza impersonal de vida hasta un benevolente, todopoderoso y personal Creador. Ha sido llamado por muchos nombres, incluyendo: “Zeus”, “Júpiter”, “Brahma”, “Alá”, "Ra," "Odín," "Ashur," "Izanagi," "Viracocha," "Ahura Mazda," y “Gran Espíritu”, por nombrar unos pocos. Algunos lo han visto como la “Madre Naturaleza” y otros como “Dios Padre”. Pero, ¿quién es él en realidad? ¿Quién dice ser?

Quién es Dios — ¿Dios Padre o Madre Naturaleza?
¿Quién es Dios? ¿Qué nos ha revelado de sí mismo? Para empezar, cuando se refiere a sí mismo en términos paternales, siempre se refiere a sí mismo como “El Padre”, nunca “La Madre”. Se llama a sí mismo “un Padre para Israel”1, y en una instancia, cuando sus “hijos” fueron particularmente irrespetuosos con él, les dijo: “El hijo honra a su padre y el siervo a su señor. Ahora bien, si soy padre, ¿dónde está el honor que merezco? Y si soy señor, ¿dónde está el respeto que se me debe?”2

Sus profetas lo reconocieron a él como Padre diciendo: “A pesar de todo, Señor, tú eres nuestro Padre; nosotros somos el barro y tú el alfarero. Todos somos obra de tu mano”3; y “¿No tenemos todos un solo Padre? ¿No nos creó un solo Dios?4 Ni una sola vez Dios se refiere a sí mismo como “Madre” y ni una sola vez es llamado de esa forma por los profetas a quienes él habló. Llamar a Dios “Madre Naturaleza”, es comparable con llamar a tu padre terrenal “mamá”.

Quién es Dios — ¿Qué le Importa a Dios?
¿Quién es Dios en términos de atributos morales? ¿Qué es lo que Dios tiene que decir al respecto de sí mismo? Él dice que se deleita en la justicia y la equidad: “…Que no se gloríe el sabio de su sabiduría, ni el poderoso de su poder, ni el rico de su riqueza. Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe de conocerme y de comprender que yo soy el Señor, que actúo en la tierra con amor, con derecho y justicia, pues es lo que a mí me agrada afirma el Señor”5. “Porque Yo, el Señor, amo la justicia pero odio el robo y la iniquidad…”6

La justicia y la equidad son muy importantes para Dios. Pero también lo son la gracia y la misericordia. Por ello, Dios mantendrá a todos y cada uno responsables de sus propias vidas. Él extiende su gracia al pecador arrepentido. Él promete que “si el malvado se arrepiente de todos los pecados que ha cometido, y obedece todos mis decretos y practica el derecho y la justicia, no morirá; vivirá por practicar la justicia, y Dios se olvidará de todos los pecados que ese malvado haya cometido. ¿Acaso creen que me complace la muerte del malvado? ¿No quiero más bien que abandone su mala conducta y que viva? … Yo no quiero la muerte de nadie. ¡Conviértanse, y vivirán!”7

Por “muerte”, Dios no se refiere a la muerte física, a la cual talvez nosotros tengamos en mente, sino Dios se refiere a algo que sucederá en la eternidad, luego de nuestras muertes físicas. Las Escrituras se refieren a este evento como la “segunda muerte”8. La primera muerte nos separa de nuestros cuerpos y nos lleva de este mundo. La segunda muerte es diferente. También conlleva una separación, pero es la separación de un grupo de gente de otro: los justos y perdonados por un lado; y los malvados y no arrepentidos por otro. Los dos grupos serán juzgados por separado.

Un grupo será recompensado de acuerdo a lo bueno que hayan hecho. Sus obras malvadas serán obviadas y perdonadas por Dios. El otro grupo será juzgado de acuerdo al mal que hayan hecho; y sus buenas obras no evitarán que reciban su castigo. Dios dice: “Cuando el justo se aparta de la justicia, cae en la maldad y muere, ¡pero muere por su maldad!” Pero “si el malvado se aleja de su maldad y practica el derecho y la justicia, salvará su vida. Si recapacita y se aparta de todas sus maldades, no morirá sino que vivirá… ¡Conviértanse, y vivirán!”9 De esta manera, Dios verá que la justicia prevalece, pero que la misericordia le es dada a los humildes y arrepentidos.

Dios ha hecho una provisión para aquellos que quieren arrepentirse, una provisión que compensará los pecados de aquellos que quieren hacer lo correcto con él. Él envió un “Mesías”, un siervo que estuvo dispuesto a sufrir y morir en la cruz con el fin de pagar por los pecados de aquellos que se arrepentían y confiaban en él. Las escrituras dicen: “¿Quién ha creído a nuestro mensaje y a quién se le ha revelado el poder del Señor? … Él fue traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos sanados. Todos andábamos perdidos, como ovejas; cada uno seguía su propio camino, pero el Señor hizo recaer sobre él la iniquidad de todos nosotros. Pero el Señor quiso quebrantarlo y hacerlo sufrir, y como él ofreció su vida en expiación, verá su descendencia y prolongará sus días, y llevará a cabo la voluntad del Señor. Después de su sufrimiento, verá la luz y quedará satisfecho; por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con las iniquidades de ellos … derramó su vida hasta la muerte, y fue contado entre los transgresores. Cargó con el pecado de muchos, e intercedió por los pecadores.”10

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Notas al pie:
  1. Jeremías 31:9
  2. Malaquías 1:6
  3. Isaías 64:8
  4. Malaquías 2:10; comparar Salmos 89:26; Jeremías 31:9; Isaías 9:6; 63:16
  5. Jeremías 9:23-24
  6. Isaías 61:8
  7. Ezequiel 18:21-23, 32
  8. Apocalipsis 2:11; 20:6, 14; 21:8
  9. Ezequiel 18:26-28, 32 )
  10. Isaías 53:1, 4-6, 10-12; comparar Isaías 52:13-53:12; Salmos 22; Daniel 9:24-27



Y tú, ¿qué piensas?

Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en Él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y se levantó de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: «Jesús es Señor», serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es tu respuesta?

Sí, hoy he decidido seguir a Jesús

Ya soy seguidor de Jesús

Sigo teniendo preguntas


¿por qué debería Dios dejarte entrar al cielo?






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