Modestia - ¿Qué es?
La modestia es una característica humana que puede ser vista alternativamente como una virtud o una debilidad. Cómo sea vista depende, en última instancia, de su perspectiva. En la mayoría de los diccionarios existen varias definiciones de modestia; muy a menudo es presentada como humildad, timidez, o sencillez. En la sociedad de hoy cualquiera de estas definiciones de modestia pueden ser vistas como negativas, ya que a menudo nos enfocamos en el yo; la autoestima, el auto-respeto, y la expresión propia.
No obstante, un individuo modesto puede ser visto como una persona poseedora de características positivas. La humildad no necesita ser un déficit; alguien que reconozca sus propias fortalezas y debilidades, que haya llegado a sentirse cómodo consigo mismo, no sentirá ninguna competencia de otros. Estará contento de interactuar con otros, totalmente consciente de quién es, funcionando dentro de los límites de sus propias habilidades o limitaciones con confianza. Alguien que vive y se comporta con sencillez ejecuta calladamente las tareas y rutinas diarias sin tocar trompeta. No hay necesidad de llamar la atención. La modestia actúa con gentileza, pero con la misma perfección y cuidado de alguien que tal vez está anunciando sus logros constantemente.
Modestia - Modestia en el Atavío
A menudo, las jóvenes preguntan: "¿Es posible vestirse recatadamente?" Sí, lo es. Considere esta prueba de modestia, la cual está más detallada en el libro Every Young Woman’s Battle.
Modestia - Modestia en la Vida
También podemos exhibir modestia en el vivir. La tranquilidad, la humildad, y la sencillez son valores que deben ser captados y buscados. Hasta la Biblia habla de esto. Colosenses 3:12 dice: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia.”
Una vida de modestia es vivida para Dios y entre nosotros. Para Dios, lo reconocemos a Él como la fuente de todos nuestros dones, habilidades, y fuerzas. Sabemos que no podemos hacer nada sin Él, que dependemos completamente de Él para todo lo que necesitamos. Como resultado, lo reconocemos a Él en todas las cosas que hacemos, confiando completamente en Su Sabiduría, que Él siempre hará lo que es mejor para nosotros. Entre nosotros, mostramos nuestra modestia al honrar a otros antes que a nosotros mismos.
No luchamos y competimos, sino que permitimos voluntariamente que otros ocupen el lugar de prominencia. Filipenses 2:3 dice: “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo." Debemos estar seguros de que nuestras propias habilidades nos abrirán cualquier puerta necesaria y así, calladamente, nos entregaremos a la búsqueda de la excelencia. Los cristianos son representantes de Cristo donde quiera que vayan, en lo que hagan. Cuando nos destacamos, glorificamos a Dios quien nos dio nuestras habilidades. 1ra de Corintios 4:7 dice: “Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?"
Modestia - Obteniéndola
La modestia puede obtenerse adoptando la perspectiva de Jesucristo. Filipenses 2:5-8 dice: "Haya, pues, en vosotros, este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a Sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres. Y estando en la condición de hombre, se humilló a Sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz."
La mayoría de la gente no posee naturalmente una actitud de modestia caracterizada por la humildad y la sencillez. Instintivamente buscamos reconocimiento y atención. Queremos que otros nos honren por lo que somos y por lo que hemos hecho. Sin embargo, si seguimos a Cristo como Sus discípulos, nos despojaremos de todo egoísmo y nos someteremos a Dios. Llevar una vida de modestia es una determinación personal. Resueltamente determinamos contentarnos, esperando pacientemente a que Dios nos dé las recompensas prometidas, las cuales sí vienen, hasta en esta vida. Dios es fiel. Él ve todo lo que hacemos. Contrariamente a la creencia moderna de que nos permitimos convertirnos en alfombras y desechos, aquellos que honran a Dios y viven en humildad delante de Él cuentan con Su promesa. 1ra de Pedro 5:6 dice: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él os exalte cuando fuere tiempo."
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