Creer en Dios

Creer en Dios – El Antídoto para un Corazón Turbado
"No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios; creed también en mí.”
(Jesús; Juan 14:1)

"Creéis en Dios; creed también en mí." Desgranar las siete palabras de esta exhortación no resulta una tarea fácil, pero el hacerlo es esencial, porque representa un ancla importantísima en los tiempos difíciles. Es el antídoto para un corazón turbado.1

Creer en Dios – Fe, Seguridad, y Paz
"Creer en Dios" era el elemento central en la vida del Pastor John Piper cuando le diagnosticaron cáncer de próstata a finales del año 2005. En una carta a su congregación, escribió:
    Las noticias de cáncer tienen un efecto destructor sobre ambos [el pecado de auto confianza y el estupor del mundo]. Le doy gracias a Dios por eso. Los momentos con Cristo en estos días han sido excepcionalmente dulces.

    Por ejemplo, ¿hay algo más grande que oír y creer en el fondo del corazón esto?: "Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, quien murió por nosotros para que ya sea que velemos, o que durmamos, vivamos juntamente con él" (Primera de Tesalonicenses 5:9-10) 2
Todos aspiramos a tener tal confianza en Dios—una cierta fe, seguridad, y paz en esos momentos cuando nuestro propio mundo parece derrumbarse en pedazos. A todos nos gustaría poder enfrentar cualquier crisis en nuestras vidas con el mismo tipo de confianza que tenemos en Dios. Aunque nuestro definido sentido de identidad como hijos de Dios es un fundamento inapreciable y estable, la confianza nacida de un fuerte sentido de nuestra propia identidad es esencial. Es un ancla. Pero hay más. Debemos desarrollar una confianza nacida también de una sólida comprensión de la identidad de aquél en cuyas manos hemos confiado nuestras vidas y nuestro destino eterno. Las anclas son herramientas útiles para navegar por la vida, pero las anclas deben estar aseguradas en el lugar correcto para poder ser de utilidad. Así que, aunque nuestro sentido de identidad como hijos de Dios es de vital importancia, de igual o mayor importancia es nuestra sólida comprensión de la identidad y del carácter de nuestro Padre celestial. La exhortación de Jesús a no turbarnos es influenciada por nuestra confianza en Dios el Padre y la confianza en Cristo.

Confianza en Dios / Confianza en Cristo – Dos Caras del Mismo Denario
Confiar en Dios, al parecer, tiene al mismo tiempo elementos activos y pasivos. Ponemos en práctica nuestra fe cuando le pedimos a Dios por nuestras necesidades (o deseos). Es, o debería ser, un proceso diario, de acuerdo con la oración del Padre Nuestro. Firmamos hipotecas por nuestras casas confiando que Dios suministrará nuestras necesidades y podremos pagar la hipoteca. Fundamos iglesias confiando que Dios atraerá para sí a las personas y que la obra del reino será prosperada. Misioneros parten hacia lejanos rincones del mundo confiando en que Dios proporcionará, protegerá, y prosperará el trabajo de sus manos. La oración misma es un acto de confianza, ya que invertimos tiempo y energía en pedirle a Dios por todas las cosas en nuestros corazones o listas, creyendo que Dios sí recompensa a aquellos que lo buscan diligentemente. Por eso Jesús prometió: "Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho" (Juan 15:7).

Esta es una promesa extraordinaria y a menudo mal interpretada que es explotada muy fácilmente por los maestros de evangelios falsos. La promesa es verdadera, pero está temperada por la enseñanza de que Dios contesta todas las cosas de acuerdo a su voluntad. Aquellos que viven en Cristo y en quienes vive su palabra pedirán de acuerdo a la voluntad de Dios y encontrarán que esas peticiones son contestadas. La oración es una expresión de fe, así como lo es cualquier acto de obediencia, y el resistir a cualquier tentación.

La otra cara del denario (una moneda romana) es que la confianza en Dios es también pasiva. Job, como cualquier otra persona, demostró este aspecto pasivo de la confianza cuando dijo que sin importar lo que Dios permitiera en su vida, él continuaría confiando en Dios. Cuatro afirmaciones concisas en el relato de Job resumen la realidad de la confianza pasiva:
  • "Jehová dio, y Jehová quitó. Sea el nombre de Jehová bendito". (Job 1:21)
  • "¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?" (Job 2:10)
  • "Aunque él me matare, en él esperaré." (Job 13:15)
  • "Yo sé que mi Redentor vive, y al fin se levantará sobre el polvo. Y después de desecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios." Job 19:25-26).

Confiar en Dios – En Última Instancia, Tiene que Ver con Rendirse
En nuestros tiempos de crisis oramos fervientemente—tal vez hasta debatiendo con Dios, como Job lo hizo—para que Dios quizás altere las circunstancias, teniendo presente al mismo tiempo que la oración es un acto de confianza en Dios. Pero cuando la voluntad de Dios revela que debemos atravesar la crisis, también aprendemos a someter nuestra voluntad como un acto de confianza. Confiar en Dios implica aceptación y un aferrarse a la voluntad de Dios. Implica rendirse a la voluntad de Dios. Jesús oró para no tener que beber de la copa, pero luego se sometió a la voluntad de Dios.

¡Aprenda Más!

Presentado con permiso del libro, Navigating Your Perfect Storm, del Dr. Bob Wenz (Biblica, 2010). Cortesía del Dr. Bob Wenz y su ministerio, Renewing Total Worship. Todos los derechos reservados en el original.

NOTAS:
  1. Artículo extraído y revisado deNavigating Your Perfect Storm, del Dr. Bob Wenz (Biblica, 2010), págs. 171-73.
  2. John Piper, del correo electrónico reenviado por la iglesia a los amigos de Bethlehem Baptist, el 9 de enero del 2006.



Y tú, ¿qué piensas?

Todos hemos pecado y merecemos el juicio de Dios. Dios, el Padre, envió a Su único Hijo para cumplir ese juicio por aquellos que creen en Él. Jesús, el creador y eterno Hijo de Dios, quien vivió una vida sin pecado, nos ama tanto que murió por nuestros pecados, tomando el castigo que merecíamos, fue sepultado, y se levantó de la muerte como lo dice la Biblia. Si de verdad crees y confías de corazón en esto, recibe a Jesús como tu Salvador, declarando: «Jesús es Señor», serás salvado del juicio y podrás pasar la eternidad con Dios en el cielo.

¿Cuál es tu respuesta?

Sí, hoy he decidido seguir a Jesús

Ya soy seguidor de Jesús

Sigo teniendo preguntas


¿por qué debería Dios dejarte entrar al cielo?






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